que basta mi energ铆a
para romper los equilibrios.
(Para qu茅, me pregunto,
si no s茅 ad贸nde dirigirla).
Y va y me dice
que uno solo de mis besos
le hace olvidar las ocho horas.
(Pero un beso pide otro,
y el segundo ya no es lo mismo).
Y va y me dice
que voy a ser el mejor
poeta pol铆tico del mundo.
(En eso le doy la raz贸n porque,
triste de m铆, ser茅 el 煤nico).
Y va y me dice:
todav铆a no te gusta Madrid,
pero a Madrid ya le gustas t煤.
(Iratxe. Iratxe. Iratxe. Iratxe. Iratxe).