TÚ SIEMPRE serás mi alcohol y rayo de seda, mi gárgola y cocodrilo, la mujer leguminosa que germina contra el plomo y el pedrisco, la bala de algodón que alojada en mi cabeza no me sangra ni me mata ni abandona. Vendrán otras mujeres pero tú seguirás siendo de otro octanaje, vendrán otras olas pero tú por encima de ellas, vendrán otros nombres pero qué nombres si yo solo mastiqué el tuyo: yo solo sentí que me ampliaba al pronunciar Iratxe.